martes, 30 de noviembre de 2010

Ejercicio mental

Van varias noches que lo hago.
Me siento en el sofá con un vinito y me pongo a recordar.

Viajo al cerrar los ojos a lugares placenteros, donde pasé buenos momentos. Bueceo en los recuerdos de la mente. El ruido del río correr. Cantos de pajaros en la mañana. Respiro hondo como queriendo llenar mis pulmones del aire más puro de la cima del cerro.Vuelvo a caminar aquel caminito hacia el piletón de San Marcos. A dormirme en el bote en el lago Epuyén. Meto las patas en el lago Traful y tiró piedras para que hagan "sapito" (o "patito", nunca recuerdo como se dice). Vuelvo al corderito a la cruz y a los miles de asados. A contemplar el cielo por la noche, a buscar estrellas. Pierdo la mirada en el horizonte a través de la ventanilla mientras voy por la ruta. La siesta bajo un árbol. Regreso a las ferias de artesanos. A los bares de pueblo.

Cada vez me voy a un lugar distinto donde me gustaría estar.
Y entonces pienso, qué bueno! cada vez falta menos para irme de esta puta ciudad!

sábado, 27 de noviembre de 2010

El vivero de los misterios (?)

Calurosa la noche de anoche. Jipi me esperaba en la estación de Chaca para hacer unas birritas mientras esperaba para volver al terminar su trabajo.
Corta fue la estadía en el bar de la estación ya que los precios no eran populares para nuestros bolsillos.
Decidimos encarar por Corrientes en busca de un kioskito que dias atrás nos había abastecido de la deliciosa bebida color oro (?). Claramente a las diez y media ese kiosko almacén tenía las persianas bajas y sin desanimarnos continuamos camino.
A las dos o tres cuadras, casi llegando a Dorrego, como al pasar vemos un vivero, con un pequeño local anexo, el cual oficiaba de kiosko. Preguntamos casi por compromiso si vendían birra y para nuestra sorpesa nos dijeron que pasaramos para atrás, al fondo, que hay lugar.
Pasando el angosto local, te encontrabas con un gigantesto galpón.
Sonaba Momo Smpler de Los Redondos y se divisaban dos mesas con gente bebiendo.
Un enorme cartel de chapa en el fondo anunciaba "Parrilla, pizzas y empanadas", el negocio estaba por inagurar, ya que estaba en obra y en un gran desorden. El lugar estaba impregnado por una coctel de olores florales, el vivero aromatizaba el ambiente.
Un enorme mural de una mujer saliendo de una flor tapaba gran parte de una de las paredes.
Realmente jamás hubiesemos imginado que ese localcito que por fuera no decia nada, tendría un lugar tan agradable
Sorprendidos y contentos por haber hallado un lugar asi, nos armamos una mesa y pedimos una birra. Y bebimos un par de horas.
Pensamos que no es que no existan lugares copados donde beber, sino que a veces no salimos a caminar lo suficiente.
Desde ahora seguramente seremos habitues de El Vivero.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Edades

Cada vez me convenzo más que la edad de las personas se mide por su actitud frente a la vida que por sus años cumplidos.