jueves, 28 de julio de 2011

Purmamarca, vos y yo contra todos los que se vengan

Fue en Purmamarca que me dí cuenta. Tal vez la majestuosidad de los cerros de colores. Esa paleta de colores que hacen único el paisaje.
También el perfecto pueblo enclavado en tanta belleza. Esas callecitas de tierra tan sencillas. El aire más puro que jamás haya respirado.
La pequeña placita donde los vendedores esperan salvar el día o el mes, resistiendo al embate del sol.
Los chicos que pelotean y juegan a ser Messi.
Cada detalle parece tener un pacto con la perfección.
El ritmo cansino de los autos, la gente que te saluda amablemente, si, todos te saludan aunque seas un forastero.
Creo que es el lugar más armónico que conocí.
Sin embargo, algo en el pecho me aprieta y me tiene inquieto. Me hace pensar.
Quisiera que estuvieses acá. Quisiera abrazarte y apretarte fuerte contra mi y sentir tu latidos y tu calor.
Solo si pudiera compartir esto con vos sería realmente perfecto.

Ojalá me esperes para poder traerte algún día.


viernes, 8 de julio de 2011