miércoles, 18 de abril de 2012

Te leo al revés

Siempre me pasa cuando voy en un transporte público.
Inclusive cuando estoy leyendo algo, siento la incontenible curiosidad de espiar qué es lo que lee el que viaja al lado mío.
A veces de reojo, si es que esta sentado a mi lado. Casi sin girar la cabeza, soy capaz hasta de leer una página entera del libro de mi "vecino". Muchas veces no llego a 5 o 6 lineas si me decepciona. Generalmente si el autor o el título no me gusta, abandono el fisgoneo.
Los que vienen leyendo el diario son un caso aparte. Gente rara. Sospecho que tienen problemas para compartir las cosas. Apenas te ven interesado en alguna noticia, van cerrando el ángulo para dificultarte la lectura. Primero, cuando ven que seguís leyendo pasan de página rápidamente para que no termines de leer, finalmente lo doblan y lo guardan.
En el subte por ejemplo, logré aprender a leer al revés. Cuando voy parado, desde arriba, voy lentamente ojeando el diario del que va sentado. En estas situaciones, creo que pasa más desapercibido. Puede que el que vaya sentado leyendo solo piense que me quedé colgado pensando mirando algún punto perdido, pero no, estoy leyendo lo que tenés entremanos.
Igual a veces encontrás gente copada. Una vez me pasé todo el viaje en el 65 charlando con una chica sobre los libros de Chandler. Todo empezó porque vi que estaba leyendo "El largo adiós" y me atreví a decirle que estaba leyendo uno de los mejores libros que había leído en mi vida. Resultó que era fanática de la novela negra. Siempre la busco cuando tomo el 65, quiero agradecerle la recomendación que me hizo de el último de Chase.

5 comentarios:

  1. Qué grande Chase, y qué lindo sería encontrarla para poder agradecerle la gran recomendación. Yo todavía espero encontrarme a un médico kinesiólogo que me curó un esguince en diez sesiones y me regaló mis primeros 2 cds de Pearl Jam... si supiera lo que me dió en esos dos circulitos escrachados con un indeleble negro! Me acuerdo el nombre y que era de pehuajó... lamentablemente nunca supe el apellido.

    La lectura vecinal es un clásico. Una vez me leí una nota entera de Le Monde Diplomatique... no podía creer encontrar a un tipo que leyera eso en el bondi, y sospecho que él enlenteció su lectura para que yo pudiera seguirla también. Otra vez estaba leyendo noséquécosa y me distraje intentando ver qué leía un flaco que tenía a unos metros... cuando aflojé el entrecerrado de ojos que ayuda a alcanzar lo que la miopía esconde, vi que una tercera persona estaba intentando lo mismo conmigo. Claramente -y como hago siempre que me percato de tal intención- moví unos grados el ángulo de mi libro para que pudiera ver la tapa... y seguí mi lectura, con una sonrisita cómplice.

    Hoy, en cambio, una chica se me puso a hablar en el bondi porque me escuchó hablando de Salinger con una compa de la facu y charlamos durante la hora y media que duraba el viaje caballito-saavedra. A la altura de urquiza descubrí su gorilismo fachistoide atroz y las cuadras restantes fueron un espanto. No siempre sale bien... pero vale el riesgo (?)

    ResponderEliminar
  2. Bien que te regaló los cds de Pearl Jam, pero que mérito es curar un esguince en 10 sesiones? Hielo un par de días, átomo desinflamente y a jugar en dos semanas!

    ResponderEliminar
  3. Claro, existe la posibilidad que te haya querido dar murra, entonces dos cds y 10 sesiones son un buen comienzo...jajaja

    ResponderEliminar
  4. Sí sí, eso porque no te conté la historia entera... estaba lindo el pehuajonense (?) pero las diez sesiones me las dio un otro cualquiera... y el esguince ya había pasado por la etapa hielo y se había curado mal, he ahí el porqué.

    ResponderEliminar