viernes, 2 de septiembre de 2011

De amores y trenes

Era tarde o temprano, según como se lo mire. Estabamos en la habitación en el hostal, en Cusco, con Seba.
Pablo ya se había dormido hacía un par de horas y su presencia solo se evidenciaba por sus ronquidos.
Nuestra necesidad de hablar nos había llevado por varios temas, pero inevitablemente terminamos en lo de siempre: las mujeres, los desamores y lo díficil de las relaciones humanas.
Ahi andabamos coincidiendo y refutando, pero siempre con sinceridad y franqueza.
Hasta que tiró la definitiva, esa que no tiene respuesta, la que te deja mudo, esa que tenés que pedir la repetición porque no la acreditás.
"Andá y hablale con el corazón, a veces en la vida la oportunidad es una sola, después te quedás en la estación esperando toda la vida el tren. Y lo único que haces es mirar a lo lejos si se ve la luz de la locomotora.Y la fija es, que si viene, es el rápido, que justo en esa estación, no para."

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