domingo, 5 de septiembre de 2010

Celular

8.30 hs.
Lunes, llueve y hace frío. Realmente un bajón supremo.
Me tomo el 110 para ir al laburo, mientras saco boleto, ficho el bondi para ver si queda algún asiento.
Pasando el tapón humano de gente, que por alguna razón inexplicable se junta en el medio del bondi y le teme al fondo, encuentro un asiento en la última fila.
En el medio de los de cinco finales me acomodo. A mi izquierda un chica está escribiendo un mensaje por su celular. Tardó un par de paradas en escribirlo.
A mi derecha un pibe que también estaba abriendo y cerrando el suyo, como si estuviese esperando alguna señal (?). Abría la tapa, miraba la pantalla, lo cerraba y se lo guardaba en el bolsillo. Repitió la rutina unas cinco veces en cinco minutos.
Le suena el celular a la chica y empieza a dar explicaciones a alguien de porque no había lo llamado anoche. Que llegó tarde, que estaba cansada, que ceno y se durmió. La charla siguió pero deje de prestarle atención.
El pibe de la derecha seguía pendiente de su celular, abriendo y cerrandolo obsesivamente.
Parado al lado de la puerta a un muchacho que se prestaba a bajar, le suena un ringtone de Arjona.
Lleva mochila , una bolsa en su mano y un paraguas en la otra. Despesperadamente busca el celular, se palpa los bolsillos de la campera, del pantalón y nada. Apoya la bolsa en el piso, se pasa la mochila al frente y logra encontrarlo en el bolsillo. Tiene que bajar, atiende, putea. A los tumbos y patinadas logra bajar mientras hace equilibrio con el celular en su hombro apoyandolo contra su oreja (el auténtico manos libres). Casi se tropieza con el cordón.
La minita seguía dando explicaciones al fulano, que siempre lo llamaba, que por una vez no era para tanto.
El pibe de la derecha al fin recibe el mensaje y responde al toque.
Me tengo que bajar en la parada que viene, me paro y veo que también las personas que estaban en las puntas de los asientos finales venían entretenidos con sus celulares.
Me bajo y empiezo a caminar por Nogoyá.
Mientras camino pienso en lo bueno que es no tener celular, sobre todo por lo poco que me gusta hablar cuando recién me levanto.

2 comentarios:

  1. Recién viajé con una mina, cincuentona ella, que hacía eso de mirar cada dos minutos si le había llegado algo en el celular. Por lo demás, ¿no tiene ruido o vibración el aparato? Seamos buenos, puchino.

    ResponderEliminar
  2. Acabo de comentar algo al respcto, sin haber leído esto, en tu primer post "Contradicciones".

    Y si, adhiero totalmente. El celular es lo peor que le pasó a la sociedad, después de Tinelli y Rial.

    ResponderEliminar